viernes, 28 de diciembre de 2012

Lo Público: lo de todos


La crisis de los medios de comunicación es algo anterior al comienzo de la crisis económica que copa toda nuestra realidad actual. Los nuevos modelos informativos van desplazado poco a poco a los tradicionales pero también el criterio de la rentabilidad hace que los cambios sean en ocasiones demasiado drásticos y profundos. El presupuesto destinado a la Corporación de RTVE se ha visto reducido de forma considerable y el modelo de televisión pública estatal está en la cuerda floja. El ejemplo de actualidad es la situación que vive TeleMadrid. Después de transformarse en órgano de promoción y en altavoz de la señora Esperanza Aguirre, su audiencia, sus contenidos y sobre todo, su credibilidad se han resquebrajado hasta dejar de ser lo que un medio público debe ser y ya no representa a los madrileños. Es triste sí, pero más triste es lo que se está viendo: la redacción está dividida en bueno y malos, “los que hacen las cosas como yo digo” y los que defendiendo el medio y sus derechos como trabajadores y comunicadores se han plantado y no pasan por el aro del gobierno madrileño. TeleMadrid está al borde del abismo y el despido de 925 trabajadores ha puesto la voz de alarma y el debate sobre qué hacer con el medio. ¿Debe seguir siendo un medio de titularidad pública? ¿Es la privatización la mejor salida? ¿Son rentables en los tiempos que corren este tipo de medios de comunicación? ¿Se debe defender el modelo público o por el contrario, es algo que ya no merece la pena?

La Ley 17/2006 sobre la radio y la televisión de titularidad pública, establece que este tipo de medios deben regirse por el criterio de servicio público, trabajar con independencia, neutralidad y objetividad y atender a fines sociales, educativos e integradores. Los medios públicos garantizan (en la teoría) la representación de la sociedad, dando cabida a todos los sectores y grupos que la integran.

Ahora más que nunca es necesaria esa televisión y esos medios de titularidad pública ya que son el garante de que los ciudadanos van a encontrarse reflejados cuando miren la televisión o cuando escuchen la radio. Se necesita que el medio público recupere la credibilidad de los usuarios, cualidad que en los últimos año se ha visto dañada de forma considerable. Es imprescindible un renacimiento y una desvinculación con la política o los intereses comerciales. En mi opinión, los medios públicos garantizan el acceso y la cobertura de los tres pilares básicos de un medio: informar, entretener y sobre todo, formar. Y esto es algo por lo que merece la pena luchar: por sacar a los medios de esa especie de aura, de esa concepción del “todos son iguales” y del “solo quieren tenernos entretenidos para que no pensemos en otras cosas”. Los medios públicos son los que pueden dar un giro a ese pensamiento y posicionarse como lo que son: los líderes de la opinión pública y aquellos que representan a todos y cada uno de los que vemos y oímos lo que de esos medios sale.
Desde mi punto de vista, el modelo de medio público debe defenderse y es algo que merece la pena tener. Y no solo debe defenderse, debe reconstruirse desde dentro. Actualmente, la profesión se encuentra muy dañada por varias razones, una de ellas es la descalificación que los medios sufren constantemente (lo cual en ocasiones está más que justificado). Ese resurgimiento debe empezar desde dentro pero también con ayuda de los ciudadanos que debemos ser partícipes de la creación de nuestra televisión y nuestros medios. Porque la palabra “PÚBLICO” remite a nosotros: a todos.

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